En la frontera entre Bélgica y los Países Bajos se encuentran dos ciudades que están literalmente unidas. La ciudad belga de Baarle-Hertog y la neerlandesa de Baarle-Nassau son esencialmente una sola ciudad que comprende algunas zonas de la ciudad como belgas y otras como neerlandesas. Las fronteras están marcadas por una serie de señales blancas que atraviesan las calles, con la B y la NL indicando qué país está en cada lado. Las fronteras atraviesan casas, restaurantes y otros lugares de interés. La razón de esta peculiar demarcación se remonta a una serie de complejos acuerdos territoriales de la época medieval.
Una curiosidad local es ver las líneas de autobuses de compañías de Holanda y Bélgica operando juntas en la ciudad, con paradas una al lado de la otra.
